Colombia y Chile, brazo e intelecto contrarrevolucionarios en el continente

Dos cosas a tener clara respecto de los factores que conspiran en contra de que el modelo político y económico (capitalismo salvaje) cambié en estas tierras, es decir, en contra de que los pueblos sean soberanos, autodeterminados y busquen nuevas vías en procura de progreso y justicia, háblese de socialismo o izquierda, especialmente:  (1) Colombia es en Suramérica un brazo ejecutor del gobierno de los EE.UU., quien con la mayor sangre fría opera en función de su interés económico, militar y energético; (2) radica en Chile, muy subterráneamente, la verdadera cabeza de playa intelectual de la derecha política continental, escondida allí desde la muda de piel del régimen pinochetista.  Al pueblo de Colombia se le ha lanzado la maldición de una guerra, como se sabe, y se le ha asignando a su  gobierno desde los EE.UU. la poco honrosa tarea del crimen y la zancadilla en contra de sus vecinos; a las clases dominantes en Chile, por su lado, recalcitrantes como durante la época de Allende (sólo que hoy hacen la finta elegante de la democracia), se le ha asignado el papel de enlace para las operaciones de control y ejecución en Suramérica desde el cerebro de los poderes imperiales y económicos en el mundo (vea lo del club de Bilderberg, con su ramal en Chile).  De Colombia ni hablemos, porque es evidente el modo grosero como la mandan a ir contra los países hermanos; pero de Chile digamos que no hay razones para pensar que allá no manda la misma gente de Pinochet (póngase a ver:  nunca fue derrocado, simplemente se fue del poder), y se practica de lo lindo la pantomima de que se volvió a la democracia, es decir, se mofa del pueblo de los lindo, también.  De tal modo que es un engaño de país, para ser honesto, cobijo de un gran poder conspirador en contra de la Patria Grande bolivariana; incluso, dado el modo cómo se birla a ciudadano común, puede decirse que ese país es una bomba de tiempo.  Vive una realidad virtual que en algún momento explotará y develará lo real, es decir, la miseria y explotación de su pueblo.  Allá esclaviza el richacho de la manera más hermosamente maquillada (véase su Constitición, por ejemplo).  El Chile calculador y explotador de pueblos, asesino desde sus clases gobernantes (Allende y los posteriores desastres), se da el lujo cínico y engañifo de tener a una presidenta hija de un asesinado en la resistencia,  para con ello decirle al mundo que hubo un gran cambio y que se vive en progreso.  ¡Mosca, como se dice acá en Venezuela, no nos engañemos!