Casualidad. La derecha política se enferma, y nada más y nada menos que del mal que ellos mismos propician en su maquinaria de lucro capitalista: la gripe porcina, la misma cuyo virus le achacan a un laboratorio gringo de difuminar para enriquecerse vendiendo la vacuna después. Hay un medicamento llamado Tamiflu, cuyo accionista es el tal Donald Rumsfeld, perteneciente a la camarilla de George W. Bush, masacradora de países. Así es, el mal dizque se extiende y los señoritos se llenan con su medicina. Hasta en nuestros predios latino y centroamericanos hay dolientes (¿cómo no?), y connotados ellos, como si la gritada enfermedad requiriese más propaganda para generar ese sentimiento de terror que sube las ventas. El primero, el doble cara de Oscar Arias, presidente de Costa Rica, una criatura vendida en cuerpo y alma al interés extranjero (hasta un Nóbel le dieron); y el segundo (hasta donde va la cuenta), el áspid presidente de Colombia, Álvaro Uribe. ¡Carajo, nadie les cree, por más que saquen la lengua tosiendo! Cualquiera podría pensar que recibieron algo para que enfermasen y promocionaran aún más el virus con su contra. El amigo Rumsfeld les manda las gracias desde su laboratorio, y extiende, con toda seguridad, más invitaciones a otros derechistas pendientes: el gordo Alan García, el golpista Micheletti, entre otros solapados que hay por allí.
LA ONU CONTRA LA HUMANIDAD
Hace 1 mes
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