19 de abril de 2.010. Desfile histórico, a no dudar, no obstante el esfuerzo que hace el charco opositor por tapar el sol con sus chispeantes gotas. Venezuela y Suramérica se enrumban por el tormentoso camino de la independencia política, en medio de tanto poder monárquico de entonces. Tal es la conmemoración. Medio pueblo desapareció entonces en medio de la guerra (y gente de pueblo, de esa que desprecia la oposición venezolana) para que luego oigamos al presente calificaciones tan triste de boca de tanto venezolano ahora libre. El desfile abarcó una primera colorida sección que retrató costumbrista y culturalmente a nuestros pueblos (¿usted vio, no?: Calipso del Callao, Tamunangue, Diablos de Yare y Naiguatá, por ejemplo); luego siguió con un insólito desfile de representaciones de países amigos, destacando el espectáculo ofrecido por la delegación belarús; y culminó con el desfile venezolano, propiamente, donde destacó una rememoración de las tropas de caballería de entonces. Sin duda un espectáculo fue ver a los guerreros venezolanos cabalgar en el Paseo los Próceres. La presidente de Argentina expresaría lo que todos pensamos: así debió ser la carga de la caballería cuando se luchaba por la independencia en América Latina. Este es un post de felicitación, y también de conmiseración por aquellos que intentan jamás reconocer y siempre destruir y hacer la crítica traviesa. A ellos habrá que decirle como oí le dijo un miliciano a un opositor en la calle: “Me odiarás y lo que tu quieras, pero aquí donde me vez daré la vida por una patria donde vivirás tu, opositor, aunque me adverses”.
LA ONU CONTRA LA HUMANIDAD
Hace 1 mes
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