Capitalismo y destrucción planetaria

Para los amantes del capitalismo, doméstico o salvaje, les sigo dejando cifras: el 2% de las personas del mundo es dueña del 60% de las riquezas planetarias. (Vea las cosas para América Latina). Considérese también que millones de personas en el planeta viven con menos de dos dólares al día. No se puede comprender cómo, sabiendo todos dónde está el arreglo de los problemas, se siga apoyando políticas y medidas que minan la paz de la tierra. Los países capitalistas, liderados por EEUU, están sembrando de miseria el planeta, lo cual no es motivación siquiera para que un "alienadito" por ahí se pare un momento a pensar en las amenazas que comportan tanto la conducta del imperio como el contenido mental de su propio cerebrito idolátrico. El presupuesto militar de los EEUU saciaría los problemas de hambre de buena parte del mundo; el desmesurado consumo de energía de ese mismo país, al tener que mantener el ritmo, se traduce en una amenenaza para la estabilidad mundial (EEUU y sus aliados violan soberanías y saquean recursos naturales donde quieren); EEUU y su combo, es decir, los países aliados industrializados, son los principales emisores de químicos que perforan la capa de ozono, generando lo que se conoce como "calentamiento global". No ha habido manera para que ese país subscriba el Convenio de Kyoto e implemente medidas en su industria, de tal forma que minimice la contaminación del ambiente (¡pero usted los ve, rasgándose las vestiduras, criticando a los demás!). Sin duda, vistas las cosas así, simplificadamente, parece viable endilgarle también al sistema salvaje amado por muchos la destrucción del planeta, en su aspecto sinérgico, ese que posibilita la vida en la tierra.