Carlos Molina Tamayo y el golpe de Estado de abril de 2002

Ahora, a propósito de las conmemoraciones de los hechos de abril de 2002, José Luis Carpio le hizo una entrevista en Francia a uno de los principales personajes participantes en el golpe de Estado, el contraalmirante Carlos Molina Tamayo (Las Verdades de Miguel. - (2008) abr 11-17; p. 11-3). ¿Lo recuerdan? Uno de los más recalcitrantes personajes de la asonada. Muchos especulan sobre unos golpes que recibiera el presidente Hugo Chávez, algo moreteado el día 13, según podía apreciarse en las cámaras. Nadie dice con propiedad que el golpista tenga que ver en el asunto, pero cómo se especula en la calle. En fin, esto es chisme. Siguiendo con la entrevista, resulta curioso notar cómo el personaje se las arregla para dar su versión de los hechos, respecto de los cuales no califica expresamente como "vacío de poder" (¿quién dice tal ridiculez hoy?), pero sí afirma que no fue propiamente un golpe de Estado por no estar preparado en sus fundamentales detalles, como tener previsto el gabinete usurpador, al cual el mismo contribuyó buscando ministros candidatos, según se lo mandaba Pedro Carmona Estanga. No dice perro, pero muestra el hueso, como se dice por el medio de la calle. Argumenta que el breve gobierno de Carmona se cae no porque los militares hubieran tomado la Casa Militar o no, sino porque la pedidera de cargos de la oligarquía criolla, más el pérfido decreto del gobierno de facto disolviendo los poderes, no calaron positivamente en una sociedad que supuestamente podría haberlos tolerado transicionalmente. Finaliza su tétrica entrevista enviando un mensaje a la Fuerza Armada: que entren en ella muchachos de la clase media para arriba, porque los de la clase baja, los de los "barrios marginales", "hay que enseñarles hasta cómo se usa un baño". ¡Vaya pelusa de humanismo y democracia!