Cierto es que los gringos andan maquinando por aquí y por allá para ingeniárselas contra Venezuela. Tienen una base militar en Perú, otra en Colombia y, si los corren de Ecuador, no tienen problemas para estacionarse cerca del país de sus sueños: Venezuela, de donde tuvieron que volar temprano −por cierto− desde la misión militar que mantenían en La Carlota, en pleno corazón de Caracas. ¿Huevoncitos, no? Dan por allá y por aquí, buscando, esperando la situación propicia para que aparezca el genio de las excusas que esperan contra un país que no le ha hecho daño a nadie. Se sienten complicados con eso de acusar a Venezuela como facilitadora del terrorismo o del narcotráfico; ellos desean (lo ansían desesperadamente) que la presunción se convierta en hecho. Les convendría decir abiertamente que Venezuela es un país forajido, narcotraficante y terrorista. O que construye una bomba atómica. Cualquier vaina. Pero otro cuento son los hechos. ¿Qué malo, no, para los pobres gringuitos? Ellos quieren petróleo y vida fácil para mantener sumida en el sueño americano del consumismo a su controlada población. La mayor democracia del mundo... El policía del mundo... El primer país del mundo... Pensar que tantos halagos y dotes eventualmente no evitarían que, si fuera cierto (o semicierto) eso del terrorismo o narcotráfico de Venezuela, estuviéramos ya invadidos por los marines desde hace rato, la gloria con la que tanto sueña mucho opositor en la patria de Bolívar. A propósito, fue todo un espectáculo ver al señor John Negroponte en la XXXVIII Asamblea General de la OEA (Colombia) afirmar la especie de que Venezuela daba cobijo a la guerrilla. ¿Qué no daría ese funcionario por tener en sus manos elementos de prueba que le permitan atacar la soberanía de un país, en vez de estar montando comedias en el teatro de la OEA?
LA ONU CONTRA LA HUMANIDAD
Hace 1 mes
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