Sencillamente tétrica la opinión del analista Heinz Dieterich sobre la situación de Evo Morales, pero que no deja de tener su lógica siniestra y fundamento real. Evo Morales, representando al poder constitucional, está enfrentado a un poder fáctico que aspira −de ser posible− a su asesinato (1). Y el en pulso de las fuerzas, unos echan mano abiertamente de cualquier recurso para insurgir y el otro −los presidenciales, en este caso− se ve maniatado para actuar por sus convicciones morales y políticas. Cuando el Estado es acuciado por fuerzas que desconocen su legitimidad y legalidad, el recurso a la mano es la aplicación de la ley y el uso de la fuerza militar para establecer el orden, medida última del escalón de salvaguarda democrático en cualquier país del mundo. Pero ni en el ánimo de Evo Morales está el sacar el ejército a la calle ni tampoco tiene −como dice el profesor Heinz− la certeza de su apoyo. A fin de cuentas es uno de los problemas pragmáticos de los hombres de ideas, militantes de la corriente de la izquierda, sumidos en el pantano del actuar según sus ideas a contracorriento con las formas sociales y políticas establecidas, feudos de la derecha política. De modo que lo planteado es esperar cual de las manos acopia más fuerza para cuando llegue la hora de aniquilar uno al otro. Por lo pronto, el presidente de se ve precisado a suspender eventos oficiales, a cancelar visitar de presidentes amigos, por el hecho de que no puede garantizar seguridad y ni él mismo puede entrar en puntos baluartes de la oposición separatista del país. La nación camba a llevado al extremo la provación en el país y al gobierno de Evo Morales, como ha sido el cuento de su historia, .
LA ONU CONTRA LA HUMANIDAD
Hace 1 mes
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