¡Buena esa, Mahmud Ahmadineyad, presidente de Irán! Dijo en la XV cumbre de ministros de Exteriores de los países miembros del Movimiento de los No Alineados, Teherán, que una ONU que sólo atiende el interés de las potencias no puede estar llamada a resolver los problemas de otros países, sean políticos o económicos. Le pidió al tal organismo una prueba de fuego de la objetividad o neutralidad: que desde su Consejo de Seguridad emita una condena y resolución contra los EEUU en uno de los tantos aspectos que ese país le adeuda al mundo. Guerras, invasiones, genocidios, contaminación ambiental, etc. El día que lo haga de seguro colmará de mayor confianza a sus miembros integrantes. Mientras tanto, es una figura títere, sin ninguna credibilidad, que en justicia debería ser sustituida por una nueva organización, más agíl y desprendida, reformada, lejos de su anacrónico espíritu de guerras mundiales y frías. La ONU es el mecanismo que utilizan los ocho o nueve países del mundo para controlarlo. Y por ello nada es casual: su sede está en los EEUU y recibe de este país el 60% en pagos por sus gastos administrativos. ¿De qué se trata, pues? Asi cualquiera.
LA ONU CONTRA LA HUMANIDAD
Hace 1 mes
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