Se puede uno reunir en un gran hotel en el extranjero. Sí, ¿cómo no? Si se tiene el dinero suficiente para pagarlo y si se cuenta con el libre albedrío que dispensa el sistema de derechos políticos bajo el cual se vive, no debería de existir ningún problema. Independientemente de dónde proceda el dinero que se tenga para sufragar los gastos…, si el asunto es que nadie lo ha cuestionado ni develado en su origen. Total: si nos da la gana de gastarlo como nos dé la gana, lo gastamos; pero, ¡ojo!, sin perjudicar a otro ni lesionar el derecho de los demás. Hasta ahí como que navegamos viento en popa, hacia la isla de Puerto Rico, Hotel La Concha Resort, pongamos por caso. La vaina se complica cuando empiezas a darte tus banquetes existenciales jodiendo a los demás, como sea, siendo sádico o masoquista. No puedes, caballo, no se te permite, no es moral, así tengas todos los millones del mundo o te los den desde los EEUU. ¿Cómo crees? Quizás en otro tiempo, pero ¡hoy y en Venezuela! Qué va. Es el caso de los llamados “cuatro fantásticos” (frase acuñada por el joven periodista de Ávila TV, Carvajalino), quienes se fueron al mencionado hotel lujoso de la isla de Puerto Rico (o posiblemente en la base militar de Vieques) a conspirar contra Venezuela, a recibir instrucciones precisas del ex-embajador de los EEUU en Venezuela, William Brownfield, ahora destacado en Colombia, para insurgir contra la democracia y para adoptar lineamientos en contra de la aprobación de la enmienda. Cruce de correspondencias hay que evidencian su papel coordinador conspirativo de la oposición venezolana. Estos cuatro fantásticos son: Alberto Federico Ravell, director de Globovisión, Luis Ignacio Planas, secretario de COPEI, Omar Barboza y Julio Borges, dirigentes de Un Nuevo Tiempo y Primero Justicia, respectivamente. ¡Caramba, cómo no: si se puede reunir uno en un hotel lujoso para hablar de política! Total: es el tema más universal del hombre, más que el amor mismo, para ponernos un poquitín contrarrománticos. Pero, hijos, para tumbar gobiernos soportados en el voto popular, para aplastar el derecho político de los demás y hasta para diseñar estrategias de muerte contra un presidente legítimo… Eso sí que no, caballeros; ¿cómo creen? ¿Dónde queda la voluntad de elección de millones? ¿No vale? ¿Dónde queda mi derecho a ver la vida diferente a la tuya, soportado en democracia, por más que tu te lamentes de que ya no eres el dueño del país a tus anchas? ¡No me jodas! Me importa un bledo tu maldito bolsillo si a mí me asiste la razón incluso en la peor situación de pobreza, como a ustedes les gusta describir al país que perdieron hace tiempo. Porque la verdad, hijos, es que la razón ni bebe de la riqueza ni se seca en la pobreza: echa raíces en la dignidad. No es un silogismo matemático, sino ético. Si ustedes, cuatro fantásticos de sus madres, no respetan a los demás en sus derechos, en modo alguno pueden aspirar a la razón y al respeto de lo demás. No pasan de ser unos bandidos, quienes se rigen por otra lógica, a propósito. Y ahí están, en las cámaras de TV, exponiendo a Venezuela lo que le dijeron desde los EEUU que hicieran. ¡Qué pena, ¿no?! ¿Hay una dictadura en Venezuela o hay quienes en verdad quieren instaurarla?
Como muestra, a continuación uno de los “cuatro”, a su regreso de Puerto Rico, utilizando sus poderes contra un periodista comunitario que le espetó que era un palangrista, en un video del usuario Youtube ContraBalboa:
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