Se molestó la oposición política venezolana: empezó a llover a cántaros, liquidando el período de sequía que atenazaba al país, amenazándolo con terríficas imaginaciones de carestía, de aridez, de oscuridad y muerte por deshidratación, fantasías que habrían de conducir al la caída del Presidente de la República, Hugo Chávez. ¡Y cómo no: esta gente contaba con que el cielo derrocara a Chávez, incapaz ya ellos ─humanamente─ de desalojarlo del poder por la vías legales, en buena lid! Están que explotan: ¿cómo se le ocurre al cielo llover? No pueden ocultar su enojo; al menos debió esperarse hasta las elecciónes de la Asamblea Nacional. Denostan, dejan de creer en dios, pagan con el vecino sus humores acuáticos. “¡Empezaron las lluvias ─parecen concluir─: el tirano tiene más gasolina!” Era necesario que todos muriésemos de sed y oscuridad, de ser posible, con tal de que Chávez se quede sólo en el poder, obligado a renunciar. De tal guisa, ¿a quien habría de gobernar? ¡Vaya religión opositora! Sé de alguna gente en los lugares recalcitrantes de la oposición ─en el este de Caracas─ que deja el grifo abierto todo el día para así secar el Guri ─eso existe en la cabeza de muchos─ y obligar a que el “tirano” renuncie. Así hacen “patria”. Una de ellas es Cinthya Machado Zuluaga, la gran amiga de Roberto Malaver (ja, ja, ja). Pues, tendrán que echarle un camión de guáramos, porque llovió en diez estados del país y hasta hubo inundaciones en Lara (y digo esto último a propósito para que me acusen de alegrarme y padecer de sus propios males).
LA ONU CONTRA LA HUMANIDAD
Hace 1 mes
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