Vea usted: Obama se sabe perdido y no intentará la reelección. Es una lógica; de hacerlo, pasará a la fase de muñeco de tiro al blanco o payaso público después de ejercer como fiasco utilizado por la derecha política en su país. Sarkozy, en Francia, repta por causa de su baja popularidad. Ambos son presidentes de los dos países más camorreros en los últimos años; ambos, apéndices de una derecha política que patalea en el fango, sumida en su crisis ideológica concretada en el presente como financiera. Ambos son expresión de un derruir de estructuras. Sarkozy ronda el 22% de popularidad y Obama debe de andar por el 35. Ambos son monarcas del desempleo en sus países: Obama tiene una proyección de 11% y Sarkozy 15 (unos 5 millones de franceses). Ambos son unos reyezuelos mesiánicos vendidos en sus principios morales: Sarkozy se presentó como el hombre “republicano” y terminó acuclillado al lado de los opresores y poderosos (como hace toda derecha política), ejerciendo una monarquía en contra de los oprimidos; un tanto igual Obama, quien arribó al poder encarnando la esperanza de muchos cambios y terminó fornicando con las faldas de los ricachones y plutócratas de su país, en contra de su propio pueblo. Ni con un pelo se atreven a tocar el capital del gran sistema, de los propietarios, de los empresarios o transnacionales, de la cartilla ideológica del acezante capitalismo; pero, ¡eso sí!, se ensañaron contra la población de a pie dejándose manejar por el don dinero y su influencia. ¡Una pena de hombres, como se dice aquí en Venezuela! Cuando necesitaron dinero para tapar sus huecos monetarios, se lo quitaron a quien menos tiene. Los dos grandes carajos desmantelaron el Estado de bienestar social en sus respectivos países y todavía siguen ejerciendo funciones en el poder con sus rostros tan cínicos. ¡Quién demonios dará un nuevo voto por ellos! Con seguridad lo harán los pudientes, que representan ─capitalistamente─ el 5% de la población. Con razón no se lanzarán ni a la bañera de sus casas. Los dos tristes pajarillos representan la clásica ejemplificación del político acorralado que se va a la guerra para ver qué recupera en medio del caótico fango de los destinos: sus actividades en la OTAN, Afganistán, Libia, etc. La realidad es que ambos son unas eficientes herramientas al servicio del poder de otros y una pobre moralidad personal, bosta de los caminos. Obama, esclavo negro como sus antepasados, y Sarkozy, su betunero, ambos utilizados por los intereses plutocráticos y centrales de los EEUU.
LA ONU CONTRA LA HUMANIDAD
Hace 1 mes
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