34 goles en contra tenía Venezuela ante Argentina, frente a apenas 6, y 0 victoria frente los gauchos. Hoy se acabó esa historia. La Vinotinto venció a Argentina por primera vez y no de cualquier manera, sino con clase. Dominó el juego convincentemente, extendidamente, de modo tal que no hay artilugios para aventurar que fue un azar. Ganó La Vinotinto con determinación, con peso específico, con condiciones para clasificarse para el mundial de Brasil. En ese largo camino de Venezuela para decirle al mundo que maduró futbolísticamente, ya había sometido a Uruguay y al grande de Brasil, éste último en un amistoso; y a otros más, como Bolivia, Chile, Ecuador. Por cierto, el juego primero de La Vinotinto para esta eliminatoria, perdido ante Ecuador 2 a 0, luce en verdad como un bache insólito, casi inexplicable, doloroso record que imposibilita un florido ramillete de 6 puntos que pudiera haber tenido a esta alturas, o al menos 4, de haber empatado (habrá que creerle al técnico Farías que la altura nos afectó allá en Ecuador). Y ello dicho por lo visto hoy en la cancha: Venezuela jugo como los grandes, bueno, ya sabemos, sometiendo a uno de los gigantes del fútbol mundial. Y toda esa grandeza del juego de hoy ─hay que reconocerlo─ es en gran parte debido al jugador estrella de la selección, Juan Arango, quien, si es cierto que no marcó gol, fue quien inspiró el accionar aguerrido del equipo y quien colocó el balón para la marca decisiva. Resáltese, además, el lleno que metió la fanaticada en el estadio José Antonio Anzoátegui, en Puerto La Cruz, señal que nos indica que nuestro fútbol es otro, es nacional, tiene arraigo poblacional, tiene cancha, pues, muy lejos de la famélica imagen de equipo solitario y perdedor que de antaño se movía en nuestros recuerdos. Así, pues, le ganamos a la Argentina con todo y su Messi, sin ánimo de ofender ninguna dignidad deportiva. Felicitaciones a todos.
LA ONU CONTRA LA HUMANIDAD
Hace 1 mes
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