China, Venezuela y la preocupación de los EEUU

Una de las preocupaciones de los EEUU es China. Ya se sabe que el Pentágono la ha ubicado como una competidora por los recursos energéticos del mundo, pues, a diferencia de Rusia, que se autoabastece, EEUU y China deben importar combustibles fósiles para su soporte. Con su descomunal población, China es un monstruo consumista que inspira miedo, especialmente a unos gringos por ahí que pretenden acaparar el mundo. Detrás el empecinamiento de los EEUU de "ayudar" por la fuerza a la convulsionada Birmania, está la preocupación de fondo de que ese país, con 3 mil millones en barriles de petróleo y un puesto 10 en el rating mundial de los yacimientos de gas, tenga estrechas relaciones comerciales con China. Por eso EEUU quiere entrar a cómo de lugar, para caotizar el área, como hizo con Irak, otros de los grandes reservorios de petróleo, y como sueñan con hacer con Irán y Venezuela. La ubicación de los recursos energéticos del mundo y su toma o competición por ellos es estatuto dentro de su planificación estratégica. Por eso mismo, le mantienen justo a su lado un detonante de futuro y probable conflicto en Taipei o Taiwán, alimentando la esperanza de una guerra independentista, cosa que distraería al gigante asiático. China también no deja conciliar el sueño de los EEUU respecto de Venezuela, dado que ésta abre su mercado a sus inversiones, especialmente en materia energética. De acuerdo con PDVSA, hace tres años no se enviaba un barril de petróleo hacia China, pero el año pasado la cifra se ubicó en 300 mil barriles diarios, para el presente, 2008, se estima un envío de 500 mil y, de paso, se acaba de firmar un acuerdo para abrir una refinería en su territorio, con el objeto de procesar 400 mil barriles diarios. Saque usted su cuenta, don gringo y deje la violencia. Con hacerle la guerra a Venezuela su situación empeora . Un consejo: trate a sus socios comerciales como iguales, simétricamente hablando, y deje de estar creyendo que usted resolverá a plomo eternamente sus necesidades, tomando más que dando. Por ahí salió una viuda de la Cuarta República, llorando: Humberto Calderón Berti: él dice que debemos los venezolanos morir entregando nuestro petróleo al norte, porque sale más barato, como si hubiera que mirar nada más el oro y no la dignidad.