Realmente no se sabe de dónde sale tanta gente genuflexa en nuestro continente, pendiente de pegar las nalgas del suelo para rendirle pleitesía a otros. ¿Es que no piensan ni por un momento en el histórico pasado de estas tierras, con guerra patrias y luchas por la independencia? ¿A qué andar muriendo por los galones de los uniformes militares extranjeros? ¿Puede andar por ahí sin conciencia de los nativo, aunque se sea criollo? ¡Por favor! Vea al embajador de Uruguay en Venezuela, Gerónimo Cardozo, o al Ministro de Guerra de Colombia, Juan Manuel Santos: los dos se agachan por lo gringo. El primero le dijo al parlamento de su país (23 de abril) que Venezuela constituía una incógnita a futuro, desbordante de inestabilidad, y que Telesur era "enemiga" de los intereses de Uruguay por el tratamiento que le dio a la visita del Rey Emperador George W. Bush en marzo a Montevideo; el segundo se fue a recibir condecoraciones en los EEUU por hablar pestes de los latinoamericanos. Cabe preguntar de dónde carajos es él. Así no se puede sacar nada adelante, con tanto cipayo, malinchismo o traidor formando parte de gobiernos. A ambos les molesta la palabrita "integración" si dentro de su conjunto no juega pelota su amado país del norte. ¿Qué demonios esperarán para mudarse al país de sus sueños? Miami, junto a cubanos exiliados y venezolanos golpistas, les calzaría a maravilla. Acá lo que hacen es echar vainas, a cuento de haber nacido en nuestras tierras. Allá pertenecen, como estoy seguro les gustaría escuchar.
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