La senadora colombiana Piedad Córdoba está realizado un trabajo realmente revolucionario en su país: lo está recorriendo para reunirse con los diferentes factores sociales, a quienes sensibiliza respecto de la catadura de los dirigentes que los gobiernan. Su trabajo está inspirado, en primer lugar, en su vocación de aclarar la verdad y luchar por la justicia social en su país, y en segundo, por la experiencia que le ha tocado vivir en Venezuela, donde el gobierno maneja y pone en práctica la tesis del contacto con los grupos sociales, con el pueblo, la tesis de la democracia participativa. La senadora Piedad Córdoba, como es lógico, corre peligro de muerte. Su trabajo no es bien recibido por las enquistadas oligarquías que controlan al país. Es vista −con toda certeza− como una plaga comunista, agitadora social, amiga de la guerrilla, y en el presente la trabajan institucionalmente para acusarla de traición a la patria. Pero ella misma lo ha declarado: no se arredrará así como así, porque sabe bien qué son los medios y cómo proceden para quitar las objeciones del camino en la guerra política. No pedirá asilo en las embajadas de otros países, como muchos hacen del presente gobierno, verdaderos delincuentes. Se juega su vida. Declara que su experiencia en Venezuela le ha permitido calar y soportar los ataques mediáticos con que han tratado de arrinconarla. Denuncia que al pueblo colombiano a diario se le asusta con la especie de que será invadido por Venezuela y Ecuador. ¿Qué tal? Lo manipulan, como hacen los gobernantes gringos con el suyo.
LA ONU CONTRA LA HUMANIDAD
Hace 1 mes
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